"Verdad Fria" - читать интересную книгу автора (Stewart Mariah)7El Agente Especial del FBI Mitchell Peyton sólo quería una cosa ese viernes por la tarde: un ininterrumpido descanso de diez minutos para terminar su almuerzo. Frunció el ceño cuando la quinta llamada telefónica en hilera le fue pasada. Bueno, se conformaría con cinco. Contó hasta diez, dejó el sándwich que había estado a punto de morder, y trató de de decirse que no recogiera el auricular. Deseó poder hacerse a él mismo no contestar, sólo una vez. – Peyton. – Mitch, aquí John Mancini. ¿Tienes un minuto? -Como siempre, el jefe perdía poco tiempo en charla. – Seguro. – Ven abajo, entonces. Mitch colgó y envolvió su sándwich -su favorito, rosbif y provolone con rábano picante en un crujiente pan de trigo integral- en el papel blanco de Andre's Deli utilizado para algunos de sus mejores trabajos. Puso la última obra maestra de Andre de nuevo en la bolsa en la que había sido entregado, y luego abrió el cajón inferior de su escritorio. No que alguien en su oficina se fuera con el sándwich de otra persona, por supuesto. Sí, claro. – Hay un montón de tiburones por aquí, -murmuró Mitch, y dejó el sándwich en el cajón abierto, luego tomó un largo trago de la botella de agua que estaba abierta en su escritorio antes de partir hacia el ascensor. – Él te está esperando. Trata de no dejarlo extenderse más de ocho a diez minutos. Tiene una reunión con el director al mediodía, -Eileen Gibson, durante mucho tiempo secretaria de John Mancini, dijo sin alzar la vista de su computadora cuando Mitch entró en su oficina-. Hay café fresco. Acabo de hacerlo. – Gracias, Eileen. -Se tragó el impulso de referirme a ella por el apodo que los agentes de campo la llamaban a sus espaldas “El pequeño General” Mitch se detuvo el tiempo suficiente para servirse una taza. Pasó por alto lo que sabía que el café le haría a su estómago vacío. Golpeó con sus nudillos la puerta interior, y luego entró. – Estoy al tiro contigo. Toma asiento. -Con una mano, John señaló vagamente en dirección a las sillas que estaban en el lado opuesto del escritorio desde donde estaba sentado, y con la otra, terminaba de garabatear cualquiera que fuese la nota que había estado haciendo entre medio. Mitch dobló sus largas piernas mientras se sentaba en la silla más cercana a la ventana y sorbió su café. – Bonito trabajo el que hiciste, cerrando el caso Kingsley, Mitch. – Gracias. Tuve mucha ayuda. – Cierto. Todo el mundo en el equipo es digno de elogio. Y será elogiado, oficialmente. Me ocuparé de eso en aproximadamente cuarenta minutos. Pero sí creo que fue tu investigación -y la informática- esas habilidades que unieron las piezas. Muy impresionante. – Gracias, John. – En realidad, hiciste un buen trabajo, y estoy tan impresionado, que voy a pedirte que investigues algo más para mí. -John Mancini se reclinó en su asiento. Con sus mangas de la camisa enrolladas y sus gafas colgando del bolsillo de su camisa, nadie sospecharía que él era el jefe de una unidad especial de investigación que funcionaba dentro del FBI-. ¿Sabes quien era Joshua Landry? – Por supuesto. Es aquel escritor de crímenes verdaderos que fue asesinado el año pasado por uno de los tres asesinos que se encontraron en Pennsylvania e intercambiado listas negras. La clase de unos Forasteros en un Tren encuentran a Ted Bundy y amigos, si mal no recuerdo. John asintió. – Bastante cerca. Los tres se reunieron por casualidad en una habitación de detención en el palacio de justicia y estuvieron demasiado tiempo a solas sin supervisión. Al parecer, hicieron algún tipo de trato de matar unos por otros… cada uno de ellos golpearía a tres personas que en algún momento cabrearon a uno de los restantes. Ninguno jamás lo admitió, pero es bastante evidente que habían llegado a un acuerdo entre ellos. De todos modos, Landry se cruzó con uno de ellos hace algunos años y al parecer le había causado una tremenda impresión. La suficiente para que él fuera abatido a tiros en su granero una mañana el otoño pasado. Una vergüenza, de verdad. No sólo era un buen escritor, sino un inteligente investigador. Habría sido un tremendo agente, yo siempre lo pensé. Mitch se sentó en silencio, esperando averiguar que tenía todo eso que ver con él. – Una de las cosas que hizo Landry que lo distingue de otros escritores en el género era examinar casos abiertos, por lo general los más antiguos, fríos. Si los resolvía, escribía un libro sobre él. Más de una vez, nos entregó información o pruebas a nosotros o a los organismos locales encargados de hacer cumplir la ley, lo que ayudó a conducir a un arresto y condena. Él era un tipo bastante agudo. – Debió serlo. -Mitch todavía se preguntaba. – Estuve allí el día que fue asesinado. Pasé algún tiempo con su hija… ¿te mencione que tenía una hija? -John lo miró a través del escritorio. – No, pero sé que vas a decírmelo. John se rió. – Hemos trabajado juntos demasiado tiempo, Mitch. Recibí una llamada de Regan Landry -que es la hija- esta mañana. Ella ha estado revisando los archivos de su padre las últimas semanas, organizando las cosas y todo eso, pensando en vender su casa. No me sorprende. Es una hermosa propiedad la que tenía, pero Josh fue asesinado allí. Supongo que echó a perder realmente todos los buenos recuerdos que ella podría haber tenido del lugar. De todos modos, me contó que revisó algunas cajas y encontró algunas notas de Josh hechas sobre el Estrangulador de Bayside. ¿Lo recuerdas? – No tengo que recordarlo. Cada vez que pongo las noticias, oigo hablar de otro asesinato que se atribuye a un imitador del Estrangulador allá arriba en un pueblo de la costa de Jersey. Al menos, la última vez que lo oí, todavía sospechaban que era un imitador. – Correcto. Esa es la versión oficial. Bueno, parece que Regan tiene cierta correspondencia del verdadero Estrangulador que fue escrita a su padre años atrás, así como algunas notas que Josh hizo que Regan no está segura de cómo interpretar. Ella piensa que pueden de alguna manera estar relacionadas con un antiguo caso. Me gustaría que hagas un viaje hasta allí -la granja Landry está justo fuera de Princeton- y revises lo que ella tiene. Si Josh tenía algo en sus archivos podría ayudar a identificar al original Estrangulador, ¿quién sabe? Tal vez podría conducir al asesino que trata de seguir sus pasos. – Si tiene información sobre el Estrangulador de Bayside, ¿no debería ponerse en contacto con el departamento que investiga esos asesinatos recientes? – Ella ha llamado el jefe de policía allí en Bowers Inlet varias veces, pero él no le ha devuelto su llamada. Por lo que creo que está implicado en una situación que es demasiado difícil para que trate con ella, así que no llama al escritor porque, oye, es tan sólo un escritor y lo que necesita no es más publicidad, sino unos pocos clientes potenciales. – Eso es una gran suposición, John. John asintió. – Puede ser injusto, seguro. Pero he visto al jefe local en la televisión. Parece que está tratando de controlar las cosas, pero mi impresión es, que está agobiado. Mencionó en Mitch lo hizo. Él no envidiaba al jefe de policía que tenía que tratar de rastrear a un asesino múltiple con sólo un pequeño departamento y un detective. – ¿Entonces…? – Entonces te envío a examinar el papeleo de Josh Landry y ver si puedes encontrar algo allí que quizás arroje alguna luz sobre el caso. – ¿No es más lógico enviar a un agente al lugar de los hechos y darles otro par de manos y ojos? – Eso es lo próximo en mi agenda. -John entregó a Mitch una tarjeta de visita-. Aquí está el número de teléfono de Regan Landry y la dirección. Llámala y déjale saber que pasarás mañana. Yo ya le dije que enviaría a alguien, le dices que eres tú. – Está bien. -Mitch tomó la tarjeta y se paró-. Debería saber después de un día más o menos si hay algo ahí. – Bien. Esperaré tener noticias de ti, -dijo John-. Oh, y cuando salgas, dile a Eileen que localice a Rick Cisco y lo ponga en la línea. Eran casi las diez p.m. cuando Mitch apagó la luz en su oficina y reunió el archivo que contenía la información acerca de Josh Landry que había impreso de Internet. El pasillo se extendía largo y tranquilo mientras avanzaba hacia el ascensor. Una luz se derramaba por la puerta de una oficina cinco puertas bajo la suya. Golpeó con sus nudillos en el marco y miró hacia adentro. – ¿Estás casi listo? -Preguntó. Rick Cisco alzó la vista de su escritorio, donde una resma de papel sobresalía de un grueso archivo. – Casi. ¿Te vas? – Sí. Pienso detenerme en Henry's por una cerveza camino a casa. ¿Quieres acompañarme? – Necesito unos diez minutos más. – Claro. -Mitch dejó su maletín en el piso y se dejó caer en la única silla de visitas. – Tengo un par de cosas que quiero imprimir… -La atención del agente estaba centrada en la pantalla de su computador-. Salgo para Nueva Jersey a primera hora de la mañana y quiero informarme sobre ese caso. – Déjame adivinar. Se te asignó el Estrangulador de Bayside. – Sí. ¿Cómo lo sabes? – Mancini insinuó anteriormente que iba a enviar a alguien a trabajar con la policía, justo antes de que le pidiera a Eileen que te localizara. – Debe ser un caso interesante. -Rick se levantó y se inclinó sobre su escritorio para abastecer de nuevo el suministro de papel en la impresora-. Hablé con el jefe de policía de allí hoy. Ellos evidentemente tienen un lío en sus manos. Cuerpos acumulándose, sin testigos, sin sospechosos. Han descubierto muy poca evidencia. Este tipo ha sido muy, muy cuidado, en todo. Ha dejado muy poco atrás. Ni semen, ni saliva, ni sangre. – ¿Huellas digitales? – Están tratando de levantarlas de la piel de las víctimas… todas las victimas fueron estranguladas manualmente, pero ha sido difícil. Enviaron las impresiones a nuestro laboratorio, para ver si podemos conseguir algo utilizable. -Rick se sentó y golpeó la tecla imprimir y miró las primeras hojas de papel atravesar el mecanismo de alimentación antes de girar a Mitch-. Por supuesto, si no hay copias en los archivos que coincidan, no nos ayuda mucho en este punto. – Ya, me dirijo a Nueva Jersey, también, y casualmente, mi asignación está relacionada con la tuya, aunque estoy seguro de que no será tan interesante. Voy a repasar los documentos de un escritor que puede haber recibido algunas cartas del Estrangulador de Bayside. El original. El verdadero. Sea como sea, que queramos llamarlo. Mitch puso al corriente a Rick con la información que había recibido de Regan Landry cuando la había llamado esa tarde. – ¿Y que obtuvo en los archivos que el FBI tiene que mirar? -Preguntó Rick. – Ella dice que tiene un montón de notas que su padre había hecho y algunas cartas de alguien que afirma ser el estrangulador. – ¿Por qué se habría puesto en contacto con un escritor? Mitch se encogió de hombros. – ¿Quién sabe? Sospecho que esa es uno de las cosas que averiguaré. No es tan emocionante como trabajar directamente en un caso de un asesino en serie, sin embargo. – No sabría decirte. -Rick sonrió abiertamente-. ¿Has visto a Regan Landry? – No – Bueno, yo sí. Estuvo en uno de esos show de noticias de la mañana hace no demasiado tiempo. – ¿Y…? – Baja y dulce, guapa. Interesante cara. Mucho pelo rubio largo rizado y muy bien tomado, si mal no recuerdo. E inteligente. Ella se mostró como si fuera real, realmente inteligente. -Rick se paró y guardó el material impreso en el expediente, que se metió bajo el brazo. – Bueno, veremos qué tan inteligente es cuando empecemos a revisar las notas de su padre. -Mitch siguió a Rick a la puerta y apagó la luz-. Sigo pensando que conseguiste el mejor trato, después de todo. No he tenido un buen caso de asesino en serie desde hace mucho tiempo. – Tuviste ese tipo en California el año pasado, -le recordó a Rick, mientras se dirigían al ascensor. – Sí, pero ese fue uno fácil. Algo me dice este va a ser mucho más complicado. – ¿Qué te hace decir eso? – Tienes dos posibilidades aquí. Uno, él es el verdadero estrangulador. Dos, que es un imitador. Si este es el tipo que ha estado alrededor por -¿qué, veintitantos años?- es bueno, Rick. Él es real, realmente bueno. ¿Dónde crees que ha estado todo este tiempo? Sabes que ha estado en algo… que no matan, y luego se detienen, para después comenzar de nuevo a menos que algo haya intervenido. – Como tal vez una condena en prisión. -Rick golpeó el botón de bajar. – Tal vez. Podría ser que obtengas un igual con esas huellas. – Ya he solicitado que cualquier huella que encontramos sea rastreada a través de [5]NCIC con carácter prioritario. – Y si él no ha estado en prisión, ¿dónde estuvo? -Mitch preguntó-. Y luego tenemos que considerar la posibilidad de que este tipo no es el verdadero perpetrador. – El jefe de allá en Jersey -Denver es su nombre- parece pensar mucho en la posibilidad de un imitador. – De cualquier forma, contarás con su trabajo para eliminar, -dijo Mitch cuando las puertas del ascensor se abrieron y entraron. Él golpeó el botón para el vestíbulo-. El estrangulador original o alguien siguiendo sus pasos, va a ser difícil de atrapar. Ha matado cuantas hasta ahora -¿tres?, ¿cuatro?- en un corto período de tiempo, y nadie tiene una pista en cuanto a quién es o cómo es. – Y no se hará más fácil mientras más tiempo pasa. De acuerdo con Denver, cada día más gente va a la ciudad para la temporada de verano. – Si eres el asesino, -señaló Mitch-, es una buena noticia. Más sospechosos potenciales de la ley para eliminar, menos calor para ti. – Si eres el asesino, es una gran noticia. Cuanta más alta sea la población, más posibles víctimas se añaden a la piscina. No hay forma de decir cuan alto sería el número de muertos antes de que lo encontremos. Los dos hombres se bajaron del ascensor y firmaron en la mesa principal en el vestíbulo. – Te encuentro en Henry's, -dijo Mitch, mientras salían por la puerta trasera al estacionamiento. Su coche estaba tan sólo a diez lugares a la izquierda, Rick estaba un poco más adelante en el lote. Mitch desbloqueó la puerta lateral del conductor, pensando en los archivos que lo esperaban en la granja de Landry y en la posibilidad de que hubiese algo que pudiera ayudar en la búsqueda de un asesino. Al mismo tiempo, Rick abría electrónicamente su propio coche, preguntándose cuan alto iría la cuenta antes de que el asesino fuese detenido, y cuánto tiempo se necesitaría antes de que fuera localizado. |
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