"La Rana Viajera" - читать интересную книгу автора (Camba_Julio)

irй--dije--, y no porque yo sea un hombre de esos que vacilan mucho
antes de asistir a un banquete, sino, al contrario, porque no suelo
vacilar nunca. Me basta que un amigo estrene un drama cualquiera, que
publique una novela, o, simplemente, que sea nombrado ministro, para que
yo me apresure a acudir al inevitable banquete de homenaje; pero Julio
Antonio estб en un caso muy distinto.

Si Julio Antonio hubiese hecho una estatua del conde de Romanones,
vestido de chistera y levita, un monumento a las vнctimas del 8 de
diciembre o un grupo dedicado a los hйroes del 13 de abril, yo le
banquetearнa sin inconveniente ninguno. La tortilla serнa tan mala como
de costumbre, y, sin embargo, yo me resignarнa a comerla pensando que no
habнa desproporciуn alguna entre ella y el objeto en cuya conmemoraciуn
se habнa confeccionado. Verнa en el local a algъn ministro mбs o menos
solemne, oirнa leer cartas y telegramas de adhesiуn, escucharнa
discursos llenos de lugares comunes y todo me parecerнa que se
deslizaba en una armonнa perfecta y que era completamente natural. Pero
Julio Antonio no ha hecho una obra cualquiera. No ha hecho una cosa
pasable, una cosa mediana, ni una cosa buena, sino, muy probablemente,
una cosa genial. Y yo, que no tendrнa inconveniente alguno en
banquetearle si le considerase una ostra, y que quizбs le banquetease
tambiйn aunque le supusiera algъn talento, me niego terminantemente a
banquetearle despuйs de haber visto esa maravillosa estatua yacente que
expone en el edificio de la Biblioteca Nacional. Es decir, que yo no le
rindo homenaje a Julio Antonio por la simple razуn de que Julio Antonio
no es un imbйcil; y esto, que quizбs parezca un rasgo de humorismo, no
es, despuйs de todo, ni mбs ni menos que lo que se viene haciendo en las
llamadas «esferas oficiales».




XIII

LA PIEDRA FILOSOFAL


Don Germбn Botella, joven fнsico alicantino, asegura que ha encontrado
un procedimiento para obtener oro descomponiendo el mercurio, y nos
ofrece pruebas. їPor quй no nos ofrece algunos billetes de mil pesetas?
Repartiendo oro, el Sr. Botella nos podrнa convencer fбcilmente de
cualquier cosa; pero, sobre todo, nos podrнa convencer de que tenнa oro.
En cuanto a que el oro lo extrajese del mercurio o de alguna Embajada,
ello serнa para nosotros perfectamente secundario.

Perdone el Sr. Botella esta observaciуn de un profano, y no me desprecie
demasiado por ella. Si йl considera el oro desde un punto de vista
puramente cientнfico, tal vez no haya entre йl y yo tanta diferencia
como pueda parecer a primera vista. Para mн, seсor Botella, el oro es
tambiйn una teorнa...