"Campo De Sangre" - читать интересную книгу автора (Mina Denise)

II

Era un día de un sol cegador, y se encontraban donde media Alemania del Este deseaba estar: al lado occidental del muro, en el Check Point Charlie. Rolf se había pasado, Paddy podía verlo por las caras de agitación de los guardias del Este. Tenían ganas de desafiarlo, pero no podían debido a su rango. El cónsul británico, un hombre bajito, con sombrero marrón y un abrigo color camel que no era de su talla, los esperaba junto a un coche oficial con banderitas en el capó. Se mantenía a cuatro metros de distancia y esperaba a que Paddy se acercara en vez de ir él a juntarse con ellos, como si el comunismo fuera algo contagioso.

En el coche, de camino hacia allí, Rolf le había dado un cheque a Meehan, un cheque que sólo podía hacerse efectivo en un banco de Alemania del Este. En el Este, no era mucho dinero, pero fuera no valía nada. Lo único que tenía Meehan después de diecisiete meses de interrogatorios eran dos paquetes de cigarrillos y una tableta de chocolate. Tan sólo había obtenido aquella miseria, y ya había sido entregado de vuelta a las autoridades británicas, que lo interrogarían incansablemente antes de mandarlo directamente de vuelta a la cárcel a que acabara de cumplir su sentencia. Los comunistas lo devolvían como una paloma mensajera. Habían puesto información en su buche de una manera tan plausible que él estaba convencido de que era falsa. Cada uno de sus muchos compañeros de celda en el Este transmitió cuidadosamente la misma información no solicitada sobre los horarios de cambio de guardias y las medidas de seguridad.

Ya no lo podían alargar más: los guardias empezaban a ponerse nerviosos y a enfadarse con ellos. Había llegado el momento de separarse. Meehan le tendió la mano, y Rolf se la estrechó educadamente.

– Es usted un hombre listo, camarada Meehan.

Dos paquetes de pitillos y una tableta de chocolate. Rolf vio el giro en su mirada. Jamás lo habría sospechado antes, y se engañaría sobre ello el resto de sus días; pero, en un momento fugaz, supo a ciencia cierta que Rolf lo despreciaba; pensaba que Meehan era un asqueroso renegado de mierda.