"Rudy Rucker - Soft death" - читать интересную книгу автора (Rucker Rudy)


Garden abrió su deteriorado portafolios y extrajo un gran cuadrado de seda con un mandala tibetano
estampado. Lo colocó sobre la mesa del comedor y él y Abby se sentaron en el mismo lugar en el que
habitualmente se sentaba Leckesh. Garden encendió una vara de incienso y empezó a leer un libro que,
decía, era el Libro Tibetano de los Muertos.

El tiempo pasó. Abby permitió que la voz zumbona de Garden la inundara, mientras ella pensaba y
pensaba en Doug. Empezaba a oscurecer y la varilla de incienso humeaba densamente sobre el mandala
de seda. La mesa crujía y temblaba; el humo denso empezó a despedir una débil luminiscencia azul.
Garden hizo silencio.

—Doug —dijo Abby introduciéndose en el humo luminoso—. Doug, ¿estás ahí?

El humo no contestó. Sólo gimió, enroscándose sobre sí mismo.

—¿Algo malo sucede, Doug? Háblame. Mírame.

Una forma surgió en el aire, algo así como un holograma barato, pero multicolor, con flecos arco iris en
los bordes de cada color. El rostro de Douglas Leckesh, su rostro atormentado.

Luego el rostro se encogió hasta el tamaño de un puño, y pálidas líneas de luz lo envolvieron.

—Una trampa fantasma —dijo Garden suavemente—. Está tratando de decirte que algo retiene a su
espíritu atrapado en la Tierra.

Señales brillantes corrieron a lo largo de las líneas de color contorneando el rostro de Leckesh; señales
digitales brillantes. Los gemidos repiquetearon dentro del sonido de los dactilógrafos.

—¿Es Soft Death, Doug?

Las líneas pulsantes se adelgazaron y el rostro del espíritu asintió. En algún lugar del departamento una
ventana se abrió de golpe. Hubo un repentino y fuerte viento y algo blanco flotó por el aire del
dormitorio. Un pequeño rectángulo blanco.

El humo del incienso se dispersó y el paño con el mandala flotó sobre el piso. El rostro de Doug se fue,
pero allí, sobre la mesa entre Abby e Irwin, había una ajada tarjeta comercial. La tarjeta de Soft Death
que Yung le había entregado a Leckesh tres semanas atrás.
Abby fue al Edificio Bertroy a la mañana siguiente, muy temprano. Después de preguntar varias veces,
encontró el cubículo de Lo.

—¿Qué ha hecho con mi marido? —demandó Abby.

La joven coreana fue fríamente al grano.

—Soft Death ha preservado su software, de acuerdo con sus requerimientos.

—¿Qué quiere decir?

—Codificamos las funciones cerebrales de Douglas Leckesh como una matriz de ceros y unos
destinados a la computadora. ¿Quiere comunicarse con él?