"Rudy Rucker - Soft death" - читать интересную книгу автора (Rucker Rudy)

conservarse funcional. El proceso físico microtómico trabaja pobremente si los tejidos no están
absolutamente frescos. Y la memoria RNA es una sustancia extremadamente inestable. La coordinación
del equipo que tendrá a su cargo la remoción de su cerebro es una tarea delicada.

—Deténgase un minuto. ¿Qué está diciendo? —La piel amarilla y el cabello azul de Lo le parecieron a
Leckesh salidos de una pesadilla de Van Gogh.

—Le dije que algunos aspectos de nuestra operación son legalmente cuestionables, señor Leckesh
—dijo Lo marcando cada sílaba.

—¿Me está diciendo que se supone que debo convenir una cita con sus doctores para que precipiten mi
muerte, y corten mi cerebro, y pulvericen sus partes para hacer un análisis químico?

—Necesitamos una actualización diaria, eso es todo. Cuando llegue al punto en que piense que el final
está próximo, señor Leckesh, simplemente póngase en contacto con Soft Death y nuestra ambulancia lo
traerá a nuestro albergue.

—¿Qué pasará si espero demasiado?

Lo se estremeció.

—Es una cuestión estadística, como cualquier otra cosa. Aquí, observe. —Tocó lo que lucía como un
reloj-pulsera encima de su escritorio—. Use esto. Para que su señal nos llegue pulse simplemente este
botón. El reloj posee sensores que nos avisan automáticamente en caso de que usted colapse.
Permítame señalar que las posibilidades de que logremos una copia isomórfica completa de su software
aumentan si usted actúa con rapidez. Hablando francamente, lo ideal sería que se sometiera hoy mismo.
Pienso que la crisis está mucho más cerca de lo que imagina.

—Tiene prisa por hacerse con la mitad de mis posesiones —desafió Leckesh, sacando fuerzas del
temor. Sus entrañas ardían y la cabeza le daba vueltas.
—Ya tenemos la mitad de sus posesiones —corrigió Lo—. El documento que firmó es un contrato, no
un testamento. Y ya que estamos, por otro cuarto de sus posesiones podríamos proporcionarle
transmisión del software, de la misma forma en que llevamos a cabo la preservación...

—Quiero salir de aquí —gritó Leckech con una voz tensa, quebrada—. ¡Soft Death es una manada de
vampiros y ghouls! —En el taxi, rumbo a su hogar, empezó a escupir sangre. Especuló con la idea de
que el neurólogo lo había envenenado. Todo era una horrible equivocación. No había sido posible tener
a Bill Kaley por un lapso mayor de una hora, ¿y eso lo había llevado a suponer que dispondría de una
eternidad metido en esa máquina con Kaley y toda la pandilla de ricos estúpidos?

Encontró a Abby sola en el departamento, hablando por teléfono con Garden. Leckesh estaba tan
desesperado por ver a su mujer que no le importó interrumpirla.

—Oh, Abby, soy egoísta. Te he ignorado por completo estas últimas semanas.

—¿Dónde está tu grabadorcito, Doug? ¿Has terminado de dictar la historia de tu vida? —Su pálido y
ansioso rostro brillaba en la abigarrada penumbra del departamento.

—Está todo hecho. Bésame Abby.