"Tala" - читать интересную книгу автора (Mistral Gabriela)

LA CABALGATA(1)

A don Carlos Silva Vildósola

Pasa por nuestra Tierra

la vieja Cabalgata,

partiéndose la noche

en una pulpa clara

y cayendo los montes

en el pecho del alba.


Con el vuelo remado

de los petreles pasa,

o en un silencio como

de antorcha sofocada.


Pasa en un dardo blanco

la eterna Cabalgata…

Pasa, única y legión,

en cuchillada blanca,

sobre la noche experta

de carne desvelada.

Pasa si no la ven,

y si la esperan, pasa.


Se leen las Eneidas,

se cuentan Ramayanas,

se llora el Viracocha

y se remonta al Maya,

y madura la vida

mientras su río pasa.


Las ciudades se secan

como piel de alimaña

y el bosque se nos dobla

como avena majada,

si olvida su camino

la vieja Cabalgata…


A veces por el aire

o por la gran llanada,

a veces por el tuétano

de Ceres subterránea,

a veces solamente

por las crestas del alma,

pasa, en caliente silbo,

la santa Cabalgata…


Como una vena abierta

desde las solfataras,

como un repecho de humo,

como un despeño de aguas,

pasa, cuando la noche

se rompe en pulpas claras.


Oír, oír, oír,

la noche como valva,

con ijar de lebrel

o vista acornejada,

y temblar y ser fiel,

esperando hasta el alba.


La noche ahora es fina,

es estricta y delgada.

El cielo agudo punza

lo mismo que la daga

y aguija a los dormidos

la tensa Vía Láctea.


Se viene por la noche

como un comienzo de aria;

se allegan unas vivas

trabazones de alas.

Me da en la cara un alto

muro de marejada,

y saltan, como un hijo,

contentas, mis entrañas.


Soy vieja;

amé los héroes

y nunca vi su cara;

por hambre de su carne

yo he comido las fábulas.


Ahora despierto a un niño

y destapo su cara,

y lo saco desnudo

a la noche delgada,

y lo hondeo en el aire

mientras el río pasa,

porque lo tome y lleve

la vieja Cabalgata…